La escolarización
La educación, gracias a la situación económico-social y sobre todo al apoyo de los humanistas, puede experimentar un desarrollo, dejando de ser exclusiva de los altos estamentos y de habitantes de ciudades. En la primera mitad del siglo XVI se abren multitud de escuelas municipales que son encargadas a religiosos, y que suscitan un interés de todas las clases por considerarla como un medio de promoción social. En Inglaterra, por ejemplo, se abren escuelas de gramática, lo que permite la afluencia de estudiantes a universidades como la de Oxford o Cambridge. Mientras tanto España experimenta en este mismo siglo uno de los mayores desarrollos a nivel educativo, un siglo en el que aparecen escuelas de gramática, aumenta el número de universitarios y aparece un gran número de colegios jesuíticos. Esto no fue más que el principio, ya que durante los tres siglos de la Edad Moderna se produce una transferencia del aprendizaje del hogar hacia las escuelas. Con el tiempo estas escuelas se convertirán en escuelas de oficios, y las universidades y los colegios quedarán de nuevo más restringidos.
Los centros docentes y la red escolar
Durante la edad moderna la red escolar no seguía ningún criterio común, teniendo cada institución educadora –religiosa, individual o estatal- unas pautas propias que condicionaban el desarrollo de los alumnos. Cada institución tenía sus propios criterios a seguir con respecto a los planes de estudio, materiales, principios pedagógicos, etc., al igual que tampoco existía una estratificación de los grados de enseñanza a nivel nacional, y por tanto, no existían grados de exigencia ni para el profesor ni para el alumno. A pesar de este desorden, estas instituciones sirvieron como medio de culturización para la sociedad e incluso para otro tipo de cometidos no educativos como las vacunaciones.
A pesar de que la pedagogía variaba con el tiempo y con cada institución, lo que no varió fue el principio de disciplina, la violencia. Estos castigos y/o torturas llegaron a tal extremo que en Inglaterra se tuvo que tomar medidas en contra de estas prácticas. Se seguía el criterio, por tanto, de gratificación-sanción, como forma de controlar la conducta del niño. Desde el renacimiento se señala la importancia de concebir la educación como un juego, llegando a aplicarse en el siglo XVIII. Desde fechas tempranas la pedagogía tiene un objetivo particular para cada individuo dependiendo únicamente del linaje, es decir, a un hijo del rey hay que educarlo como a un príncipe y al hijo de un militar hay que educarle el cuerpo. El colegio por tanto es selectivo, respondiendo al ideal estamental.
Los sectores educativos
Telar de cintura del siglo XVI |
Con el tiempo aparecieron las escuelas de oficios en las que se formaba a los adolescentes a desempeñar una labor en concreto. Esta formación se llevaba a cabo tanto en escuelas como en los propios talleres, y existía la idea de que si se impartía una mayor formación mayor sería el rendimiento. Este tipo de educación también era impartida a las mujeres, a las cuales se preparaba para incorporarse a la industria textil.
Logo de la Societas Jesu o Societas Iesu |
La enseñanza secundaria se impartía en las escuelas de gramática, en las cuales se impartían multitud de asignaturas siendo latín la de más importancia por su vinculación religiosa y por su uso en la justicia o en las relaciones internacionales. Estaban mejor organizadas y tenían el apoyo del Estado y de la Iglesia, siendo los encargados de formar las élites europeas. Estas escuelas fueron indispensables en el mecanismo de la reproducción ideológica y no se desprendieron de la tutela clerical hasta el siglo XVIII. A todas las compañías religiosas dedicadas a la formación se le sumo la Compañía de Jesús, cuyos métodos empleados les valió tal reconocimiento que se convirtieron sus escuelas en destinos exclusivos para la nobleza
Brandenburgische Akademie der Wissenschaften |
Paralelamente surgen las Academias, que son escuelas para paliar las deficiencias educativas proporcionando estudios especializados. Un ejemplo de estas es la Academia de Notarios y Abogados veneciana del siglo XVI. En el siglo XVII se produce un auge de estas academias, siendo homologadas por la administración. Una de estas fue la Academia Francesa (1627) creada por Richelieu como un organismo de codificación. Estas academias fueron exportadas a otros países europeos, como en Alemania, donde creo la Societas Regia Scientiarum berlinesa, que es la actual Brandenburgische Akademie der Wissenschaften.
UAH. Fachada del Colegio Mayor de San Ildelfonso |
La enseñanza superior o universitaria, era la más alta institución educativa, de la cual quedaban exentos mujeres y grupos sociales inferiores. Son controladas por la Iglesia hasta la segunda mitad del XVIII y tienen un carácter conservador reacio a nuevas ideologías, actitud que entorpece el avance científico. Esta situación se mantendrá así hasta poner fin al control religioso sobre las universidades. Destacaban especialmente las Facultades de Teología, de Artes, Derecho y Medicina. En Italia, con las corrientes renacentistas, surgen las facultades de Filosofía, Cultura Clásica, Matemáticas, etc. En España, Cisneros creó la Universidad de Alcalá de Henares en 1499, que era puramente de letras. La cifra de facultades y de estudiantes aumentó a lo largo del siglo XVI, pasando España de ocho universidades en 1500 a 33 en 1600, aunque no todas ellas eran de la misma calidad científica. Sin embargo, durante el siglo XVII y XVIII, las universidades sufren una decadencia, en gran parte provocada por otorgar grados académicos en función de las clientelas sociales, solo salvándose aquellas que supieron renovarse.
El material pedagógico
A un nivel superior estaban los manuales y libros de todo tipo siendo los más famosos los Catones. El catón tenía como base pedagógica la repetición y luego la progresión en las dificultades. Sus títulos son generalmente en latín e insisten en la dimensión moral de la enseñanza pudiendo ser utilizado como manual de civilidad. Mas tarde fueron prohibidos por considerar las autoridades religiosas que fomentaban el laicismo. Era común la lectura de textos famosos y se hacían representaciones teatrales.
El periodo escolar
El tiempo escolar, o dicho de otro modo el tiempo que se dedicaba a ir a la escuela es difícil de calcular. Existe en este ámbito una doble óptica, por un lado, la cantidad de tiempo que cada persona le dedica a la escuela, y por otros el tiempo efectivo consagrado en la escuela. En la Edad Moderna ambos casos fueron bastante irregulares. Ante todo esto se necesitaba imponer un ritmo en la enseñanza, por lo que se creó un calendario escolar en el que era imprescindible la puntualidad y la asistencia a clase. Se creía por entonces que la información se acumulaba, considerando que las ausencias rompían el ritmo diario de adquisición de conocimientos, por lo que se creo un horario que fuese compatible con las fiestas religiosas. También se tuvo en cuenta las condiciones climáticas y geográficas de cada lugar. En Italia, se fija el calendario muy tempranamente, situando los exámenes semestrales a final de año, también se imponen las tareas en casa, se ponen vacaciones en Otoño, un día de descanso a mitad de semana, y el sábado como día de repaso. Desde el siglo XVI se fija una jornada escolar dividida en dos jornadas, la de mañana y la de tarde. En Alemania la Ordenanza escolar de Stralsund (1569) divide la jornada en seis horas, tres por la mañana y tres por la tarde y en cuanto a la enseñanza tiene en cuenta la enseñanza del catecismo luterano y de la Biblia.